miércoles, 9 de noviembre de 2011


...y ya que vamos a contarlo pongamos un poco de orden, bajemos por la escalera de esta casa hasta el domingo 7 de noviembre, justo un mes atrás. uno baja cinco pisos y ya está en el domingo, con un sol insospechado para noviembre en parís, con muchísimas ganas de andar por ahí, de ver cosas, de sacar fotos (porque éramos fotógrafos, soy fotógrafo). ya sé que lo más difícil va a ser encontrar la manera de contarlo, y no tengo miedo de repetirme. va a ser difícil porque nadie sabe bien quién es el que verdaderamente está contando, si soy yo o eso que ha ocurrido, o lo que estoy viendo (nubes, y a veces una paloma) o si sencillamente cuento una verdad que es solamente mi verdad, y entonces no es la verdad salvo para mi estómago, para estas ganas de salir corriendo y acabar de alguna manera con esto, sea lo que fuere.
vamos a contarlo despacio, ya se irá viendo qué ocurre a medida que lo escribo. si me sustituyen, si ya no sé qué decir, si se acaban las nubes y empieza alguna otra cosa (porque no puede ser que esto sea estar viendo continuamente nubes que pasan, y a veces una paloma), si algo de todo eso... y después del «si», ¿qué voy a poner, cómo voy a clausurar correctamente la oración? pero si empiezo a hacer preguntas no contaré nada; mejor contar, quizá contar sea como una respuesta, por lo menos para alguno que lo lea.

julio cortázar. de las babas del diablo, 1959


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