viernes, 21 de agosto de 2009

QUE VUELVAAA

CAPO



alfred hitchcock: buenas noches. espero me disculpen si aparento estar un poquitín excitado... pero acabo de hacerme con una cura para el insomnio. viene en forma de cápsulas.
para mejores resultados, deben tomarse internamente.
he aquì el práctico dispensador.
es un artefacto asombrosamente simple. un idiota podría manejarlo y en efecto, muchos lo hacen.

miércoles, 19 de agosto de 2009

XXXIII

Pobres de las flores en los macizos de los jardines regulares.
Parecen tener miedo de la policía...,
pero, tan buenas, que florecen del mismo modo
y tienen la misma sonrisa antigua
que tuvieron para la primera mirada del primer hombre
que las vió aparecidas y las tocó levemente
para ver si hablaban...

Alberto Caeiro (Fernando Pessoa), de El guardador de rebaños

Pobres das flores nos canteiros dos jardins regulares.
Parecem ter medo da polícia...
Mas tão boas que florescem do mesmo modo
E têm o mesmo sorriso antigo
Que tiveram para o primeiro olhar do primeiro homem
Que as viu aparecidas e lhes tocou levemente
Para ver se elas falavam...

domingo, 16 de agosto de 2009

miércoles, 12 de agosto de 2009

En lo que creo



Creo en el poder de la imaginación para rediseñar el mundo, para liberar la verdad que vive dentro nuestro, para contener la noche, para trascender a la muerte, para encantar a las autopistas, para congraciar a los pájaros, para ganarnos la confianza de los locos.

Creo en mis propias obsesiones, en la belleza del choque de autos, en la paz del bosque sumergido, en la excitación de un balneario desierto, en la elegancia de los cementerios de automóviles, en el misterio de los estacionamientos para coches de varios pisos, en la poesía de los hoteles abandonados.

Creo en las pasarelas olvidadas de Wake Island, que apuntan al Pacífico de nuestras imaginaciones.

Creo en la misteriosa belleza de Margaret Thatcher, en el arco de sus fosas nasales y el brillo de su labio inferior; en la melancolía de los conscriptos argentinos heridos, en las sonrisas hechizadas del personal de las estaciones de servicio; en mi sueño sobre Margaret Thatcher siendo acariciada por ese joven soldado argentino en un motel olvidado, observados por un empleado de estación de servicio tuberculoso.

Creo en la belleza de todas las mujeres, en la perfidia de sus imaginaciones, tan cercana a mi corazón; en la unión de sus cuerpos desencantados con las encantadas cintas de las cajas de supermercado; en su cálida tolerancia a mis perversiones. Creo en la muerte del mañana, en un tiempo exhausto, en nuestra búsqueda de un nuevo tiempo en las sonrisas de las azafatas y los ojos cansados de controladores aéreos en aeropuertos fuera de temporada.

Creo en los órganos genitales de los grandes hombres y las grandes mujeres, en las posturas corporales de Ronald Reagan, Margaret Thatcher y Lady Di, en los dulces hedores que emanan de sus labios cuando se ponen frente a las cámaras de todo el mundo.

Creo en la locura, en la verdad de lo inexplicable, en el sentido común de las piedras, en la locura de las flores, en la enfermedad guardada para la humanidad por los astronautas del Apollo.

Creo en nada.

Creo en Max Ernst, Delvaux, Dalí, Tiziano, Goya, Leonardo, Vermeer, De Chirico, Magritte, Redon, Durero, Tanguy, Cheval, las Watts Towers, Boecklin, Francis Bacon, y todos los artistas invisibles que están en instituciones psiquiátricas del planeta.

Creo en la imposibilidad de la existencia, en el humor de las montañas, en el absurdo del electromagnetismo, en la farsa de la geometría, en la crueldad de la aritmética, en las intenciones asesinas de la lógica.

Creo en las mujeres adolescentes, en su corrupción por la propia postura de sus piernas, en la pureza de sus cuerpos desordenados, en los rastros de sus genitales dejados en baños de moteles gastados.

Creo en el vuelo, en la belleza del ala, y en la belleza de todo lo que alguna vez ha volado, en la piedra arrojada por el niño pequeño que lleva consigo la sabiduría de hombres de estado y parteras.

Creo en la amabilidad del escalpelo del cirujano, en la geometría sin límites de la pantalla de cine, en el universo oculto dentro de los supermercados, en la soledad del sol, en la cháchara de los planetas, en lo repetitivo de nosotros mismos, en la inexistencia del universo y el aburrimiento del átomo.

Creo en la luz que las grabadoras de video proyectan en las vidrieras de los negocios, en los conocimientos mesiánicos de los radiadores de los coches de showroom, en la elegancia de las manchas de aceite en los hangares de los 747 estacionados en aeropuertos.

Creo en la no existencia del pasado, en la muerte del futuro, en las infinitas posibilidades del presente.

Creo en la degeneración de los sentidos: en Rimbaud, William Burroughs, Huysmans, Genet, Celine, Swift, Defoe, Carroll, Coleridge, Kafka.

Creo en los diseñadores de las pirámides, del Empire State Building, del Fuehrerbunker de Berlín, en las pasarelas de Wake Island.

Creo en los olores corporales de Lady Di.

Creo en los próximos cinco minutos.

Creo en la historia de mis pies.

Creo en las migrañas, el aburrimiento de las tardes, el miedo a los calendarios, la traición de los relojes.

Creo en la ansiedad, la psicosis y la desesperación.

Creo en las perversiones, en el enamoramiento con los árboles, en las princesas, los primeros ministros, las estaciones de servicio abandonadas (más hermosas que el Taj Majal), las nubes y los pájaros.

Creo en la muerte de las emociones y el triunfo de la imaginación.

Creo en Tokio, Benidorm, La Grande Motte, Wake Island, Eniwetok, Dealey Plaza.

Creo en el alcoholismo, las enfermedades venéreas, la fiebre y la fatiga. Creo en el dolor. Creo en los chicos.

Creo en los mapas, los diagramas, los códigos, los juegos de ajedrez, los acertijos, la tabla de horarios de las aerolíneas, los indicadores de los aeropuertos. Creo en todas las excusas.

Creo en todas las razones.

Creo en todas las alucinaciones.

Creo en todas las furias.

Creo en todas las mitologías, recuerdos, mentiras, fantasías, evasiones.

Creo en el misterio y la melancolía de una mano, en la amabilidad de los árboles, en la sabiduría de la luz.


J. G. Ballard

lunes, 10 de agosto de 2009

sábado, 8 de agosto de 2009

EN UNA


estados unidos, los treinta. con la depresión y todo eso.

(se puede mirar de principio a fin o cuando uno es impaciente y quiere TODO LO BUENO de entrada se puede ir más a por el medio y mirar desde ahí. claro que la paciencia es recompensada..
PERO BUENO.)

jueves, 6 de agosto de 2009

la tortuga

Salí a caminar porque me sentía solo y el tedio me abrumaba. Afuera el sol resplandecía. Las nubes también pero más oscuros. Llegué al parque y me llené los bronquios de aire pura. Los ojos de los árboles se movían a impulso de una brisa fresca y delicado que hacía tintinear además los esqueletos de algunos insectos muertas contra fragmentos de botellas rotos. Me acerqué al lago y vi que una tortuga trataba de avanzar por el barro pugnando por llegar hasta el agua. No la dejé. Su caparazón era duro y su semblante inteligente y serena. Me la llevé para casa, a fin de paliar mi soledad. Cuando llegamos la puse en la bañera y me fui a buscar en la biblioteca un libro de cuentas para leerle. Ella escuchó atento, interrumpiéndome de vez en cuando para pedirme que repitiera alguna frase que le hubiese parecido especialmente hermoso. Luego me dio a entender que tenía hombre y ya me fui nuevamente al lago a buscar alga que le resultara apetecible. Recogí pasto y una planta de ojos verdes oscuras. También junté algún hormiga, por si acaso. De nuevo en casa, fui a llevar las cosas al baño, pero el tortuga no estaba allí. Lo busqué por todas partes, en el ropero, la refrigeradora, entre los sábanos, alfombras, vajillo, estantes, pero no hubo casa, no lo encontré. Entonces me vinieron deseos de ir al baño y los hice, pero cuando tirábamos la cadena comprobaste que el inodoro estaba tapada. Se les ocurrió entonces que the tortuga podía haberse metida allí. ¿Cómo rescatarlos? Salí de casa y caminé hasta encontrar una alcantarilla. Levantéi la tapa y me metisteis ahí. No habían luces. Caminéi. Los pies se me mojarán. Una rata morderói. Yo seguéi. "¡Tortuguéi, tortuguéi!", gritéi. Nodie contestoy. Avancex. Olor del agua no ser como la del lago. "¡Tortugúy, vini morf papit!", insistiti. Ningún resultoti. Expedición fútil.
Salí del cantarillo y en casa me limpí la merda y me preparó cafés. Lo tomés a sorbo corta, mirondo televicián. En sópito ¿qué vemos in pantalla? Tortugot. "¿Cómo foi a parar alá?", le preguntete. Y ella dijome ofri con dichosa contestaçao: "No por Allah: Budapest. Corolarius mediambienst cardinal e input fosforest". A la que je la contesté "bon, but mut canalis et adeus, Manuelita".
"¡Nai, nai!", dictio tort, "eu program mostaza interesting".
"Demostric", pidulare.
Tons turtug bailó, candó, concertare, crobacía y magiares, asta que yo poli me zzz.

Leo Masliah
helen frankenthaler, cameo, 1980


el rey

lunes, 3 de agosto de 2009

abelardo morell, paisaje de umbría sobre cama, 2000

(cámara oscura tamaño habitación, eh!)

sábado, 1 de agosto de 2009

meet daniel suelo


un tipo que vive sin un centavo desde el 2000,
en los estados unidos de américa.


dice:
I dare not call myself spiritual or materialist or a cynic or christian or atheist or pagan or hindu or buddhist or taoist or whatever, because I am all those things, at one time or another. To deny any of those is to lie to myself. Sometimes I don't believe in God. I would be a liar if I said otherwise. To label myself one thing is to reject all others in myself, to not be Whole, to not see all things & all people in myself, including adolph hitler & gandhi, satan & god. I cannot call myself a hand, because I am also feet & eyes & kidneys. What I reject or repress comes back & rules me, whether it is purity or deep dark secrets. All things are states, all things are impermanent, and to try to label myself as one state is an attempt to freeze that one state in time. To call myself a day dweller is to deny the coming of night. To say that I favor summer is to close myself to the deliciousness of winter.

tiene una página, medio un quilombito... ¡pero con muy buenas cosas! entre otras un faq donde explica cómo hace para vivir una vida de abundancia sin tocar un peso, cuenta historias... muy interesante.
y tiene un blog, donde postea cositas cuando va hasta la biblioteca a usar la pc...
también hay un corto documental sobre él... dura unos quince minutitos. ni lo vi, igual.


en fin.
toda la energía de la tierra, toda toda, proviene del sol. ahora... ¿alguna vez el sol nos reclamó algo a cambio de la energía usada acá en la tierra? incluso si lo hiciera... ¿cómo podríamos pagarle? ¡toda la energía de la tierra es dada libremente, gratis!
gratitud y generosidad son las fuerzas que mueven el universo.
¡el dinero es una ilusión muy dañina!
¿qué significa aprovecharse, tomar ventaja...?
"simplemente hacer", por el hacer mismo, sin esperar nada a cambio... es algo muy contagioso.. casi "sale solo"?


otras cosillas por esta línea hay en freeconomy, y en money-free... y supongo que en miles de lugares más.

(está todo en inglés....)