martes, 17 de enero de 2012



y un anciano sacerdote dijo: háblanos de la religión.
y él dijo:

¿es que he hablado de otra cosa hoy? ¿no es la religión todos nuestros actos y reflexiones? ¿y todo lo que no es acto ni reflexión, sino aquel asombro y aquella sorpresa que permanentemente brotan del alma, aun cuando las manos tallan la piedra o manejan el telar? ¿quién puede separar su fe de sus actos, o su creencia de sus afanes? ¿quién puede extender sus horas delante de sí, diciendo: ésta es para dios, y esa es para mi; ésta es para mi alma, y esa para mi cuerpo? todas vuestras horas son alas que baten a través del espacio, pasando de un yo a otro.

aquel que viste su moralidad como viste sus mejores ropas, mejor sería que anduviese desnudo. el viento y el sol no abrirán agujeros en su piel. y aquel que guía su conducta por la ética, encarcela a su pájaro cantor en una jaula. la más libre canción no cruza a través de barras y alambres. y aquel para quien la adoración es una ventana que ha de abrir, pero que también ha de cerrar, no ha visitado aún el santuario de su alma, cuyas ventanas permanecen abiertas de aurora a aurora.

vuestra vida cotidiana es vuestro templo y vuestra religión. cuantas veces entréis en ella, llevad con vosotros todo vuestro ser. llevad el arado, la fragua, el martillo y la lira. todas las cosas que modelasteis por necesidad o por placer. pues en vuestros sueños, no podéis elevaros por encima de vuestras realizaciones ni caer por debajo de vuestros fracasos. y llevad con vosotros a todos los hombres. pues en vuestra adoración, no podéis volar por encima de sus esperanzas ni descender por debajo de su desesperación.

y si queréis conocer a dios, no busquéis transformaros en descifradores de enigmas. mirad mejor a vuestro alrededor, y le encontraréis saltando con vuestros hijos. y abrid vuestros ojos al espacio y le veréis caminando por las nubes, extendiendo sus brazos en el relámpago y descendiendo en la lluvia. y le veréis sonriendo en las flores y agitando las manos en los árboles.


gibrán khalil gibrán. de el profeta, 1923.

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