los hongos nacen en silencio; algunos nacen en silencio; otros, con un breve alarido, un leve trueno. unos son
blancos, otros rosados, ése es gris y parece una paloma,
la estatua de una paloma; otros son dorados o morados.
cada uno trae —y eso es lo terrible— la inicial del muerto
de donde procede. yo no me atrevo a devorarlos; esa carne
levísima es pariente nuestra.
pero, aparece en la tarde el comprador de hongos y
empieza la siega. mi madre da permiso. él elige como un
águila. ese blanco como el azúcar, uno rosado, uno gris.
mamá no se da cuenta de que vende a su raza.
marosa di giorgio. de la flor de lis, 2004
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