en la situación había efervesencia. en mi temperamento había serenidad. ¿cómo unirse?
luego la situación cambió.
hubo coagulación y llamado a la coagulación.
también allí estaba nuestra incompatibilidad. mi núcleo es duro, me gusta que sea duro. mientras tanto, la vida seguía su inexorable camino, corto y ordenado.
luego hubo una situación con manojos (y con flores). eso tampoco me convenía, y el tiempo seguía pasando.
por fin, una vez pasadas esas épocas y muchas otras más que siguieron, se encontró una situación, y en ésta había tranquilidad.
pero como desde hacía mucho tiempo toda calma había desaparecido de mí, vacilando ahora y agitado, no la reconocí, o la reconocí como una vieja situación con quien se sabe que hay algo que no anda.
así, la situación fue como si no hubiera sido, y desapareció a su vez antes de que me hubiera casado con ella.
allí, una calle sonámbula a su vez deambula en la noche, serpenteando sin despertarse, movida tal vez por un pensamiento oculto.
serpenteando así la callecita oscura se encuentra con otra calle sonámbula que se estira por su lado... vacilan en cruzarse. vacilan en asirse.
algunos humanos se despiertan angustiados en la calle marchante, mientras el movimiento serpentino aumenta cada vez más, y, por fin, se enlazan y enredan las calles con los paquetes de mujeres horrorizadas en las ventanas, y se enroscan una sobre otra en rizos múltiples hasta que un sueño profundo vuelve a apoderarse de esas caminatas interminables a las que mañana no se volverá a encontrar en su sitio acostumbrado. al menos, es posible pensarlo.
luego la situación cambió.
hubo coagulación y llamado a la coagulación.
también allí estaba nuestra incompatibilidad. mi núcleo es duro, me gusta que sea duro. mientras tanto, la vida seguía su inexorable camino, corto y ordenado.
luego hubo una situación con manojos (y con flores). eso tampoco me convenía, y el tiempo seguía pasando.
por fin, una vez pasadas esas épocas y muchas otras más que siguieron, se encontró una situación, y en ésta había tranquilidad.
pero como desde hacía mucho tiempo toda calma había desaparecido de mí, vacilando ahora y agitado, no la reconocí, o la reconocí como una vieja situación con quien se sabe que hay algo que no anda.
así, la situación fue como si no hubiera sido, y desapareció a su vez antes de que me hubiera casado con ella.
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allí, una calle sonámbula a su vez deambula en la noche, serpenteando sin despertarse, movida tal vez por un pensamiento oculto.
serpenteando así la callecita oscura se encuentra con otra calle sonámbula que se estira por su lado... vacilan en cruzarse. vacilan en asirse.
algunos humanos se despiertan angustiados en la calle marchante, mientras el movimiento serpentino aumenta cada vez más, y, por fin, se enlazan y enredan las calles con los paquetes de mujeres horrorizadas en las ventanas, y se enroscan una sobre otra en rizos múltiples hasta que un sueño profundo vuelve a apoderarse de esas caminatas interminables a las que mañana no se volverá a encontrar en su sitio acostumbrado. al menos, es posible pensarlo.
henri michaux
1 comentario:
felixxxxxxxx
te felicito y te agradezco por compartir esto.
voy a ver si consigo ese libro por ahi.
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