pero he dormido en tu cocina de piedra
al resguardo del hielo y de la niebla
y he quemado un poco de la reserva
de yareta (el único combustible
de que dispones a esta altura, lo sé)
y todavía mi ropa está impregnada
con su humo resinoso y tampoco
me perdono no haber tenido una ginebra
para dejarte bajo el techo tiznado
para las noches apenas más cálidas
y hondas que te tendrán aquí, de nuevo,
junto al olor de los pastos
y el goteo más decidido y saludable
de la vega.
Como me ha recomendado la gente
que me indicó tu puesto, he terminado
de apagar los tizones ahogándolos
con su propia ceniza y un poco de agua
que no se congeló durante la noche.
Javier Foguet
2 comentarios:
http://www.wernerherzblog.com/
bien ahí
qué genio javier foguet
Publicar un comentario